Abrazado
a la soledad
fundiéndonos
en un solo ser,
avanzando
sin cesar
hasta
el fin de lo programado.
No
hay que temer
por
el descenso al acabóse
pues
tramite es
para
llegar a la inmortalidad eterna,
donde
la verdad de nuestro ser
se
hace realidad.
Somos
tan solo el catalizador
de
nuestras almas,
con
un principio y un final.
Donde
lo vivo
se
hace inerte y marchito,
llegando
al fin de lo físico
y
el comienzo de lo místico
la
esencia de lo que somos
y
seremos hasta el verdadero fin.